jueves, 29 de enero de 2009

la soja transgénica 4 final de investigación de La Liga

El dirigente del agro dice que él se va a preocupar de lo que ocurre cuando haya algun grupo de técnicos que diga que realmente hay efectos dañinos.
¿Qué reacción tendrá ahora?
Y Monsanto, ¿qué lobby estará haciendo en este minuto para evitar mayores medidas de control que extiendan la investigación, hoy tan restringida?

La Liga - Soja 01

Este video comenzó a circular en Internet mucho antes que se comenzaran a adoptar medidas desde el gobierno argentino para intentar documentar los efectos de las fumigaciones aéreas con diversos agroquimicos y glifosato.

la soja transgénica 2- investigación de La Liga

Las fumigaciones aéreas con agroquímicos son inseparables de los cultivos de soja transgénica, y dejan tras sí una estela de graves enfermedades y daño ambiental.

lunes, 26 de enero de 2009

Enviados de Cristina con madres en Córdoba



Durante dos horas una comisión enviada desde Buenos Aires por la presidenta Cristina Fernández recolectó antecedentes en terreno para investigar la denuncia del Grupo de Madres de Ituizangó sobre la gran cantidad de enfermos de cáncer, las malformaciones congénitas, y otras enfermedades crónicas producidas por los agrotóxicos utilizados en fumigaciones realizadas a los cultivos sojeros por más de una década. Por el Ministerio de salud estuvo el Dr. De Tito, por el Ministerio de Salud y ambiente el Dr. Humberto Jure, por Toxicología, Susana García; por Epidemiología Juan Carlos Bossio. La delegación también estuvo integrada por dos funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud, los doctores Escotto y Depetris. El doctor Mantaras asistió representando a la municipalidad de córdoba.
El grupo de madres planteó lo que esta pasando en las otras localidades y la provincia. Ellas informan que su respuesta fue que eran “soldados de la presidenta” a quienes sólo se les había encomendado dar solución a Barrio ituzaingo anexo, pero que sí estaba en los planes brindar ayuda a los demás pueblos fumigados.
El miércoles 14 la Presidenta argentina había ordenado al Ministerio de Salud la creación de una comisión investigadora que se ocupe de las denuncias por contaminación y efectos sanitarios que existen en todas las zonas sojeras, con punto de inicio en el barrio Ituzaingó de Córdoba. El lunes último, el decreto 21/2009 le dio sustento administrativo.

El mismo lunes 15, la comisión llegó por sorpresa al barrio Ituzaingó y se reunió con las Madres. “Le remarcamos dos puntos: nuestro barrio es sólo uno de la gran cantidad que hay, que tienen que ocuparse de todos. Y, el segundo punto, que necesitamos urgente ayuda médica y, en casos concretos, también ayuda social para familias que han quedado postradas por el glifosato”, explicó Sofía Gatica, de la organización.
El caso testigo fue el de la familia Olariaga, que sufría permanentes fumigaciones. Yolanda, de 64 años, tiene dos tumores en la cabeza y sufre discapacidad motriz. Débora tiene 26 años, tres tumores en la cabeza y aún no pudieron operarla. Ezequiel Olariaga tiene 25 años y 22 tumores distribuidos en la cabeza y el estómago. Sufre sordera, producto de la enfermedad, y espera turno para ser tratado. “La salud de ellos tiene directa relación con las fumigaciones. Y eso destruyó sus posibilidades laborales. Desde Nación se comprometieron a ayudarlos”, explicó Sofía Gatica, una de las dirigentas de la organización de Madres.

También intervino en la reunión con los funcionarios del Ministerio de Salud la Secretaría de Salud local y se acordó realizar estudios ambientales y un relevamiento sanitario. Formó parte de la comitiva nacional el subsecretario de Prevención Sanitaria, Humberto Jure, un conocido del barrio. “El fue funcionario de salud provincial, sabía de nuestros reclamos y nunca nos escuchó. Queremos creer que no pasará lo mismo con esta comisión”, advirtieron las Madres de Ituzaingó.

Fuente: síntesis de declaración Grupo de Madres de Ituzaingó, publicada en el Boletín de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT), el 26 de enero de 2008, e información del diario Página 12.

Un diez para Cristina: dispone investigación en Córdoba


Enero 2009. La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner anunció la creación de una Comisión Nacional de Investigación que tendrá a su cargo la evaluación sanitaria y el impacto ambiental que está generando el uso de plaguicidas en los cultivos de soja. La noticia sorprendió a los medios y seguramente a la transnacional Monsanto, cuyo producto estrella, el glifosato, estará en el centro de la investigación debido a los grandes volúmenes del herbicida que se utilizan en esos cultivos.

La comisión dependerá del Ministerio de Salud y su creación fue publicada el 19 de enero en el Boletín Oficial mediante el decreto 21/09. Informaciones publicadas en la prensa señalan que ya hay un grupo de técnicos trabajando en las denuncias en los campos aledaños al barrio Ituzaingó, de la provincia de Córdoba, donde existen más de 200 casos de cáncer como resultado de las aplicaciones reiteradas de glifosato y endosulfán.La comisión estará integrada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Secretaría de Agricultura de la Nación, el INTI, el INTA y el Ministerio de Salud. Por otro lado, se “invita al Consejo Federal de la Salud (Cofesa)” a participar de la investigación junto con autoridades de organismos públicos, universitarios, gremiales y científicos. Según el decreto, “resulta imperioso examinar y promover opciones más seguras para el ambiente y todos los seres vivos, en el uso de químicos”. Entre los objetivos más importantes a cargo de la comisión se encuentran “desarrollar estrategias de acción para promover el uso racional de los productos basados en glifosato”, así como identificar los problemas generales en la atención sanitaria de la población afectada. El mismo día de la publicación del decreto, el Foro Ciudadano de Participación de la Justicia y los Derechos Humanos difundió un crítico informe sobre la utilización del herbicida glifosato y sus consecuencias en la salud humana, animal y en el medio ambiente del país. El análisis destaca que “los efectos en humanos incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal hasta destrucción de glóbulos rojos”. El glifosato es el agroquímico más usado por los productores sojeros de la Argentina. En el país lo produce la empresa Monsanto, que lo comercializa con el nombre de Roundup. También el endosulfán se usa con los mismos fines. Es un producto de la multinacional química Dupont. Estudios médicos realizados por la Universidad de Buenos Aires, el Hospital Italiano de Rosario y el Instituto de Medicina Regional de Resistencia, Chaco, que depende de la Universidad del Nordeste, comprobaron que el contacto de esos químicos a través de la piel, los ojos, las vías respiratorias y el agua tiene gravísimas consecuencias para la salud. Los estudios comprobaron que ambos agrotóxicos pueden producir malformaciones en los fetos, dificultades para la fertilidad, enfermedades respiratorias, cáncer y problemas dermatológicos. El objetivo, según expresó anteriormente la ministra de Salud, Ocaña, será garantizar la vigilancia epidemiológica y conocer lo más rápido posible cuáles son las intoxicaciones que afectan a la población en las distintas provincias del país. “Cualquier ciudadano puede pedir estudios de casos y hacer denuncias sobre su población”, subrayó Ocaña. El Ministerio de Salud ya habilitó una línea telefónica gratuita (el número es 0800-3450044) para recibir denuncias sobre contaminación con agroquímicos. También se podrán enviar denuncias por mail entrando al sitio de internet Ministerio de Salud de la Nación.Un motivo de preocupación para la Red de Acción en Plaguicidas de Argentina (CETAAR-RAP Argentina) es que a pesar que la iniciativa de la Presidenta de la República, Cristina Kirchner, planteó la investigación de los plaguicidas que se usan en Argentina, en general, las acciones desarrolladas hasta ahora se centran exclusivamente en el glifosato. Al respecto, el ingeniero agrónomo (Ms.Sc.) Javier Souza Casadinho, de CETAAR y coordinador nacional de RAP-Chile, emitió un pronunciamiento en el documento “¿ES SOLO EL GLIFOSATO? ACERCA DE LA UTILIZACIÓN E IMPACTO D E LOS PLAGUICIDAS EN LA AGRICULTURA ARGENTINA”.

viernes, 9 de enero de 2009

"El mundo según Monsanto" ¡en español!


La traducción al castellano de "El Mundo según Monsanto", de Marie-Monique Robin se lanzó en España en noviembre de 2008. En marzo, la editorial Océano-Península distribuirá el libro en Chile. La autora es una periodista independiente de 48 años, con tres hijas que adora y 25 años de trayectoria en el periodismo de investigación a sus espaldas. El libro se centra en la actividad que desempeña la multinacional Monsanto en todo el mundo.Fue entrevistada en Madrid por Charo Mora de El Mundo/Rebelión
El volumen es el fruto del trabajo de tres años viajando por los cinco continentes, en los que resulta casi imposible no toparse con dos de los elementos que controla la multinacional: las semillas (tiene patentadas el 90% de las existentes) y el Rondup, el insecticida más utilizado del mundo, cuyas consecuencias tóxicas no se conocen.

Posee una extensa carrera como periodista de investigación caracterizada por el compromiso. ¿Siempre tuvo clara esta línea de trabajo?

Marie Monique Robin: Escogí esta profesión porque con la información el público conoce y puede tomar decisiones. Por otra parte, hay dos temas que me han preocupado siempre mucho por mi origen familiar, ya que soy hija de campesinos y de una familia cristiana muy comprometida con la cuestión de los derechos humanos. Por ello, he trabajado sobre dos ejes: el de la agricultura, biodiversidad y medio ambiente, y los derechos humanos. El caso de Monsanto cubre los dos temas.

¿Cómo surge la idea de hacer este documental y el libro?

Llegó de manera casual. Hice tres documentales para la cadena francoalemana Arte sobre la biodiversidad, amenazada por las prácticas agroindustriales y su uso de fertilizantes, pesticidas y las plantas de alto rendimiento. Entonces, me topé con el tema de las patentes. Viajaba por todo el mundo y me encontraba siempre con Monsanto, que en aquellos años ya contaba con más de 600 patentes de plantas. En el documental cuento la historia de un granjero americano que se fue a México y conoció unos frijoles amarillos que no había visto nunca, compró un paquete de semillas y los sembró en Colorado. Los patentó en Washington y los campesinos mexicanos, que habían sembrado y cultivado este producto toda su vida, no podían ya hacerlo sin pagar a ese hombre.

Pero ¿se pueden pedir derechos sobre formas de cultivo tradicionales?

Hasta principios de los años 80 no se podían patentar organismos vivos, y la ley de 1951 así lo dice. Pero a finales de esa década un ingeniero que trabajaba para la General Electric manipuló una bacteria que se suponía que servía para descontaminar terrenos y pidió una patente a la oficina de Washington, que se la denegó. Acudió al Tribunal Supremo, que se la concedió bajo la famosa frase 'todo lo que esté bajo el sol y haya sido tocado por la mano del hombre puede ser patentado'. Eso abrió la puerta a la privatización de lo vivo y los OGM (organismos genéticamente manipulados).

¿Las consecuencias?

Si se acepta que se patenten las semillas transgénicas, las consecuencias son dramáticas, pues los agricultores no pueden conservar una parte de la cosecha para sembrarla al año siguiente. Deben comprarlas cada año. Esto significa que los transgénicos en las manos de Monsanto son un medio para apoderarse de la semilla, que es el primer eslabón de la cadena alimenticia. Si eres el propietario de las semillas, eres el propietario de la alimentación del mundo, y esa es la meta de Monsanto.

¿Se trata pues de una neocolonización?

Es más que eso, pues se hace propietaria de la vida en todos sus aspectos, de lo que la gente come, de las medicinas que la curan y de todo lo que hace que el hombre viva, es hacerse propietario de la vida. He conocidos casos en EEUU y Canadá, donde muchos agricultores tienen juicios con Monsanto porque sus campos han sido contaminados de transgénicos por polinización, y fueron condenados a pagar a la multinacional.

¿Nos enfrentamos entonces a un sistema que prioriza la protección de la propiedad privada por encima de los derechos humanos?

Monsanto está comprando todas las empresas semilleras del mundo, imponen las transgénicas patentadas y así van colonizando.

¿Qué hace tan peligrosos a los transgénicos?

El 70% está preparado para absorber Rondup, un poderoso insecticida también creado por Monsanto, y nunca hubo estudios para comprobar cuáles eran las consecuencias para la salud de las plantas fumigadas con ese insecticida. Cuando Monsanto se lanza a los transgénicos desde el principio pretende hacer plantas resistentes a él, no a la sequía u otras cosas. Sabía que en 2000 perdía la patente y, como es el pesticida más vendido del mundo, quería seguir haciendo negocio. ¡No se trata de hacer un transgénico para vencer el hambre en el mundo, eso es una mentira!

Lo sé pues he pasado años investigándolo. Esta idea se la da una agencia de comunicación ubicada en Inglaterra, con el objetivo de que cambie la opinión negativa que se tiene en Europa de los transgénicos. Por cierto, es la misma agencia que llevó la imagen de la copa del Mundo de Argentina en el 78, contratada por la junta militar.

¿La lucha del siglo XXI va a ser por los alimentos y el agua?

Sí, por el control privado de los alimentos y el agua.

¿Qué es lo que más le impresionó al investigar para el libro?

Las consecuencias de los cultivos transgénicos a gran escala, como lo que vi en Paraguay, donde se fumiga desde el aire sobre los campos de pequeños campesinos matando sus recursos. En el documental aparece un niño con las piernas completamente quemadas por el pesticida, de caminar en los campos de soja. Los campesinos tienen que dejar sus tierras e irse a la ciudad a vivir de la basura. Este modelo es el del hambre organizado.

Dadas las circunstancias ¿qué podríamos comer a día de hoy?

Tengo previsto hacer otro documental y otro libro sobre el origen medioambiental de la epidemia de cáncer y Parkinson que vamos a ver en los próximos años. El primero se llamará 'El cáncer está en el plato'. Vegetales y frutas tienen residuos de productos químicos tóxicos cuyos efectos no han sido analizados. Es evidente que estamos en el inicio de una epidemia de cáncer, hay expertos que me han dicho que ya se calcula que uno de cada dos europeos va a tener cáncer. Hay que cambiar la manera de comer, es la única solución.

miércoles, 7 de enero de 2009

Marie-Monique: “Un pueblo que se dedica a un solo cultivo se suicida”



"El Mundo según Monsanto", el ensayo periodístico más leído de los últimos meses en Francia esta dedicado en gran parte a la Argentina. Págna 12 entrevistó a su autora, el pasado 28 de julio en París.

Por Heber Ostroviesky y Enrique Schmukler

–¿Cuáles son los aspectos ligados al modelo de explotación agrícola en Argentina que, según lo que usted pudo investigar en nuestro país, han quedado hasta ahora afuera de la discusión política?

–Si bien es necesario que el Gobierno intente reglamentar las exportaciones debería, sobre todo, limitar la expansión absolutamente demencial de la soja transgénica. Aunque las retenciones contribuyen a limitar la producción indiscriminada, no es suficiente. A mi juicio es urgente analizar el peligro de los organismos genéticamente modificados (OGM) a fondo. En la actualidad la producción cubre un total de 18 millones de hectáreas. ¿Y esto que quiere decir? Una sola cosa: aumento del monocultivo. Se trata de una constatación que, para mí, es inobjetable y confirma lo que había observado hace tres años, en otra visita que hice a la Argentina. La frase “Un pueblo que se dedica al monocultivo se suicida” es evidente en este caso. Lo que hay que entender es que la expansión de la soja transgénica va en detrimento de los pequeños y medianos productores, al verse obligados a abandonar la producción de alimentos para la población. En primer lugar, porque las semillas que suministra la multinacional Monsanto, de nombre Roundup Ready (Soja RR), se fumigan con el herbicida Roundup, de modo que el resto de las tierras queda contaminado, puesto que es un herbicida muy volátil. Es decir, los pequeños agricultores deben abandonar su hacienda porque sus plantaciones son sencillamente destruidas por el herbicida. La soja provoca problemas sanitarios graves. Y esto ha sido confirmado por un informe del Hospital Italiano de Rosario. Pero también constituye un terrible problema social. No regular la producción de soja transgénica es darle la llave de la agricultura del país a unos inversores que nada tienen que ver con la agricultura. Darles todo el poder de maniobra a los “pools de siembra”, como lo describía Eduardo Buzzi en una entrevista que le realicé en 2005, es poner en juego la seguridad alimentaria de la Argentina.

–¿Cómo fue el desembarco de las semillas de Monsanto en la producción agrícola Argentina? ¿Tuvo resistencias este modelo?

–En 2005 Monsanto y el gobierno argentino estaban en medio de un conflicto por el tema de las regalías que la multinacional estadounidense pretendía cobrar por la exportación de la soja, ya que Argentina no reconoce la patente que reclama Monsanto sobre el gen Roundup Ready. Por ese tiempo Monsanto quería cobrarle 15 dólares a cada cargamento de granos o harina de soja a su llegada a los puertos europeos, ante la imposibilidad de cobrar tres dólares a los productores en territorio argentino. Allí Monsanto comenzaba a mostrar su verdadera cara. Pero antes, en la década de 1990, la totalidad de los productores recibieron a esta empresa con entusiasmo, por supuesto. Recuerdo haber entrevistado a agricultores que me dijeron que, al principio, llamaban a las semillas transgénicas “semillas mágicas”. Inclusive Buzzi me había dicho en esa oportunidad: “Nosotros sostuvimos ese modelo, pero caímos en la trampa. Estaba todo calculado”.

–¿De qué se trata el llamado “principio de equivalencia en sustancia”, retomado en Argentina?

–Este principio aceptado inicialmente en los Estados Unidos no tiene ninguna base científica que lo valide. Sin embargo, al impedir que los OGM sean considerados como aditivos alimentarios, las empresas de biotecnología pudieron evadir pruebas toxicológicas y evitar el etiquetado especial de sus productos. La decisión que permitió comercializar los OGM sin ninguna evaluación fue aceptada también en la Argentina. Gracias a estas mentiras los OGM llegaron al país y desde allí invadieron Paraguay y Brasil, donde no estaban autorizados. Como me había dicho Eduardo Buzzi en 2005, se trató de una estrategia planificada por Monsanto para forzar la legalización y generalización de los OGM. Como Brasil no autorizaba los transgénicos, Monsanto se implantó en la Argentina de Menem y desde allí elaboró su estrategia, que terminó contaminando a buena parte de América del Sur.

–¿Le parece lógico que durante el conflicto por las retenciones, el presidente de la Federación Agraria Argentina se uniera a los “pools de la siembra”, como él mismo los apodaba?

–Que Eduardo Buzzi en un comienzo haya defendido el modelo de la soja transgénica es posible, porque para él, como para muchos productores, se trataba de “semillas mágicas”. Es decir, se puede entender que los productores, dejándose llevar por la propaganda fraudulenta, hayan creído en lo que Monsanto les prometía. Lo realmente curioso, y que da lugar a sospechas, es que hoy en día Bu-zzi se haya cambiado de bando, por así decirlo, y comulgue con los “pools de la siembra”, que en 2005 le habían tendido una trampa. Me pregunto ¿qué habrá pasado desde 2005 que explique ese cambio abrupto de posición? Yo filmé a Buzzi hace tres años para un documental sobre la soja en Argentina, que transmitió la cadena francoalemana Arte. Allí, Eduardo Buzzi hacía un balance del modelo agrícola sojero, y concluía señalando que lo único que podía garantizar la seguridad alimentaria del país era la pequeña y mediana agricultura, a partir del suministro de cultivos diversificados. En esa oportunidad, Buzzi diferenciaba a los productores nucleados en la Federación Agraria de lo que él llamaba “un modelo agrícola destinado al agrobusiness”. Ahora bien: ¿qué hace hoy en día Buzzi? Está con los “pools de la siembra”. ¿Qué pasó? No sé exactamente, no tengo pruebas. Todo lo que puedo decir es que Monsanto desembarcó en Argentina en 1997, e impuso los OGM en un gobierno corrupto como el de Carlos Menem. Y en esa operación es muy probable que haya habido maniobras oscuras. Monsanto tiene una vasta experiencia en hacer cambiar de opinión a la gente.

–En uno de los capítulos de su libro, usted habla del rol que juegan ciertos medios de comunicación en la difusión y apoyo de los OGM en nuestro país. ¿En que consiste este apoyo concretamente?

–Hay medios de comunicación en Argentina que hacen claramente propaganda de los OGM. Al leer diarios como Clarín vemos perfectamente este tipo de discursos y nos hace por lo menos sospechar que, en ese ámbito, habría también una importante corrupción. Cuando uno lee los artículos de su colega Héctor Huergo de Clarín Rural, no puede más que preguntarse cuál es la relación de este hombre con Monsanto. Lo que escribe es propaganda pura, con informaciones falsas. Se les quiere hacer creer a los lectores que van a terminar con el hambre gracias a los OGM, que no habrá más problemas de malnutrición, pero es mentira. Estas cosas hay que investigarlas en profundidad. Hay que tener en cuenta que Monsanto es capaz de corromper al más fuerte. En Indonesia, por ejemplo, hay casos probados y condenas a Monsanto por corromper a más de cien funcionarios del gobierno.

–En general, los antecedentes non sanctos de Monsanto son poco a nada conocidos, o por lo menos no han sido lo suficientemente difundidos...

–En Argentina los medios no dicen que Monsanto ha sido condenada en Estados Unidos y Francia por publicidad falsa, que no tienen más derecho a marcar en sus productos que no afectan al medioambiente. He verificado en varios países la manera de actuar de Monsanto: compran... En el libro y en el film se demuestra que hubo científicos comprados durante más de 20 años para contar mentiras. Hoy sabemos que el Roundup es cancerígeno. Está claro que en un tiempo será prohibido, como ocurrió con tantos productos de Monsanto en el pasado (el PCB, la dioxina, entre otros) que generaron polución en el planeta por cuarenta años y que finalmente fueron prohibidos. El Roundup es altamente tóxico, en la Argentina más de la mitad de las tierras cultivadas son regadas con un producto que no es biodegradable, que llega a las napas freáticas, que contamina los suelos. Al ritmo actual, a mediano plazo los suelos serán inutilizables. Los OGM manipulados resisten al Roundup y lo absorben. Cuando una madre argentina les da la denominada leche de soja a sus hijos, les está dando un producto regado con una sustancia tóxica. Hoy tienen la oportunidad de hacer un balance y sacar conclusiones, es lo que debería hacer el Parlamento. Hoy los productores ya no pueden decir que no saben. Hoy hay pruebas, tenemos los datos. Sabemos que la soja transgénica va a generar enfermedades y va a disminuir el rendimiento de la tierra. En Argentina hay que hacer una evaluación seria antes de que sea demasiado tarde. Hay que dejar bien claro que esta empresa no quiere ganarle al hambre sino hacer grandes negocios.

–Los países europeos debaten en la actualidad sobre los OGM y estudian los controles a poner en práctica. ¿Cuál es la situación en Francia?

–En Francia, al igual que en el resto de los países, hay sectores que proponen legalizarlos. Conozco bien al sector del campo francés porque soy hija de agricultores. Estamos en lo que yo llamaría una guerra de información. Hay agricultores que durante encuentros de discusión me dicen que los OGM les permitirían usar menos pesticidas. ¡Cómo menos pesticidas! Si se trata de plantas que producen tóxicos y que desarrollan una resistencia cada vez mayor a los pesticidas utilizados. Cuando la discusión es profunda se entiende, pero hay una enorme propaganda. Claro que los agricultores, no los pools de siembra que son industriales y especuladores, tienen problemas en todo el mundo. Los verdaderos agricultores son víctimas de estos nuevos modelos, no les alcanza para vivir y se los inunda con la publicidad de estas “semillas mágicas”. En Francia también existe un lobby muy fuerte de los grandes agricultores que militan por la introducción de los OGM. También hay diputados franceses que mienten en la Asamblea Nacional en defensa de los intereses de estas empresas. En Francia, algunos senadores tuvieron el coraje de denunciar que los legisladores son presionados por Monsanto. El aspecto esencial de esta disputa es controlar las semillas, que son el primer eslabón de la cadena alimentaría. Lo que le interesa a Monsanto es vender el Roundup y tener las patentes sobre las semillas para luego cobrar las regalías sobre la producción ajena. Hoy, en países como la India, sólo hay semillas transgénicas. Monsanto compró todas las empresas semilleras, y los campesinos que comienzan a ver los efectos negativos ya no tienen cómo volver atrás. Peor aún, los agricultores deben pagarle regalías a Monsanto al utilizar las semillas o les mandan la policía. Es un negocio redondo. Lo mismo intentó Monsanto en la Argentina. Primero dijeron que no cobrarían regalías, pero en 2005 cambiaron el discurso por el de o nos pagan o vamos a un conflicto fuerte.

–¿Cómo puede salir Argentina de este chantaje que usted describe?

–Todavía es posible. Recordemos que Monsanto tuvo mucha suerte, porque Argentina no era un país productor de soja. El primer productor de soja en América latina era Brasil. Si Argentina hoy es un enorme productor se debe a una circunstancia particular: la gran crisis del 2001. Argentina necesitaba encontrar una salida, y al mismo tiempo la crisis de la vaca loca en Europa generó la prohibición de harinas animales y la necesidad de soja. Esta doble coincidencia benefició a Monsanto. Pero en la actualidad la mitad de los campos de la Argentina están contaminados de OGM, y ésta es una lógica muy cercana a la de tener un país endeudado. Continuar con este modelo sin regulaciones importantes sería pensar a cortísimo plazo. Ya no se trata de la salida de una crisis extrema sino de la viabilidad de un modelo a largo plazo. Esto significa analizar todos los datos y actuar en consecuencia con una visión clara. No hay que olvidar que por el momento Argentina no reconoce la patente sobre el gen Roundup Ready, pero las presiones en la Organización Mundial de Comercio son enormes. Si se llega a la uniformización del sistema de patentes, es decir a la imposición del sistema norteamericano, los problemas de Argentina serán mayores. El debate ciudadano sobre estos temas es fundamental, el debate político en el Parlamento es esencial aunque genere manifestaciones. En Europa, los movimientos de resistencia a los OGM son cada vez más fuertes, debemos alentar la agricultura natural que es la única salida. La pregunta es cómo volver a estos modelos naturales cuando Argentina tiene 18 millones de hectáreas regadas con Roundup.

–¿Está al tanto de que el sector que se opone a las retenciones subraya que, con el avance de la producción de la soja se ganará la guerra contra el hambre?

–Sí, lo sé, y es completamente falso. Los OGM son todo lo contrario, reproducen el hambre a largo plazo justamente porque condenan a los países al monocultivo, como señalaba antes. La prueba está en que, con el avance de la soja, en la Argentina un alto porcentaje de los tambos se están cerrando, por culpa del Roundup desperdigado por los pastizales. La soja se cultiva cerca de donde pastan los animales. Una vez que las vacas se alimentan de las hierbas contaminadas con herbicida quedan afuera del proceso de producción de productos lácteos. Lo mismo ocurre con la producción de arroz y lentejas, que están en la base de la cultura alimentaria argentina, que también ha disminuido considerablemente, sin contar el hecho de las grandes superficies de árboles que fueron arrancados para cultivar soja, sobre todo en el norte del país. Todo un desastre ecológico destinado a producir alimento para vacunos, bobinos y pollos de Europa.

martes, 6 de enero de 2009

La autora de El Mundo Según Monsanto, Marie-Monique Robin

Periodista, documentalista y directora de cine, Marie-Monique Robin es vastamente conocida por sus trabajos de investigación. Ha realizado reportajes para los principales canales de TV de Francia y otros países, en temas de contenido social. Ha escrito varios libros y más de 50 reportajes que abarcan diversos paises del mundo. Ha sido premiada en varios festivales de cine documental.
Es consultora y experta en varios juicios abiertos en América Latina y Europa. Sus polémicas y rigurosas investigaciones han sido soporte para muchos procesos penales.
La autora presentará en Chile "El Mundo Según Monsanto" a fines de marzo de este año. En la presentación también se conocerá el documental del mismo nombre.
Rapal está llamando a los interesados en participar en la actividad a inscribirse, anotando sus datos en este blog o escribiendo a secretaria@rapal.cl manifestando su disposición a asistir y/o a adquirir el libro o el documental.

El Mundo Según Monsanto en Chile


Marie-Monique Robin, periodista y documentalista francesa, autora del libro y documental "El Mundo según Monsanto" estará en Chile entre fines de marzo y comienzos de abril para presentar este trabajo que desenmascara a esta multinacional productora de agrotóxicos y semillas transgénicas.
La visita de Marie Monique responde a una invitación cursada por la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, miembro de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL).

¿Sabemos lo que comemos? Monsanto comercializa el 90% de los alimentos transgénicos. Marie-Monique Robin nos muestra el rostro más peligroso del progreso global, haciendo una crítica demoledora sobre la actividad de la multinacional norteamericana Monsanto, la empresa líder en la producción de alimentos transgénicos (OGM).

Con una destacada presencia en más de 46 países y unos beneficios impresionantes, Monsanto se ha convertido en la empresa líder de los organismos genéticamente modificados (OGM), así como en una de las compañías más controvertidas de la industria mundial por la fabricación de PCB (piraleno), devastadores herbicidas (como el agente naranja durante la guerra de Vietnam) o la hormona de crecimiento bovino (prohibida en Europa).

Desde 1901, fecha de su fundación, la empresa de Missouri ha ido acumulando infinidad de procesos penales debido a la toxicidad de sus productos, aunque hoy se presenta como una empresa de «ciencias de la vida» reconvertida a las virtudes del desarrollo sostenible. Gracias a la comercialización de las semillas transgénicas (más del 90% del mercado mundial), Monsanto no sólo controla una parte importante de la alimentación mundial y la forma en que se produce, sino que pretende extender su poder sobre las formas de vida tradicionales de una parte importante del planeta.
Basándose en documentos inéditos, testimonios de afectados y víctimas, campesinos, reconocidos científicos y destacados políticos, El mundo según Monsanto reconstruye la génesis y desarrollo de este gigante industrial, la primera productora mundial de semillas, una empresa que según declaran sus responsables «sólo quiere nuestro bienestar».